V. Algunos versos


Algunos comentarios sobre la literatura

Una obra literaria no puede ser la mera presentación de una visión del mundo y por lo tanto, esa pregunta famosa, qué quiere decir el autor con su obra, es una perfecta tontería porque el autor no quiere decir nada. Si nos quisiera decir algo podría hacerlo con palabras claras y simples y no haría falta meterlo en una novela, en un poema etc., para que el lector pudiese descifrar el enigma. Una obra literaria es la expresión de lo no-idéntico, es la expresión de lo que no se puede describir con palabras. Si el Fausto fuera la mera presentación de una visión del mundo, sería una obra muy débil. La mayoría de las interpretaciones ven en el Fausto la presentación de una visión de la humanidad, tratan de reducirlo al "hilo conductor" y son, por lo tanto, erróneas. Igual de idiota es la discusión, también famosa, sobre si la literatura debe ser un mundo por sí, l 'art pour l 'art, aislado de cualquier contexto social, porque esto no existe. La literatura no explica el mundo pero describe las sensaciones que el individuo siente frente a los hechos sociales; es decir, no es algo fuera de él. No es ni la presentación de una visión del mundo, pero tampoco, l ' art pour l 'art, fuera de cualquier contexto social. Algo mucho más verdadero dijo Mario Vargas Llosa en su conocido libro "Historia de un deicidio".

"ESCRIBIR novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea. Éste es un disidente: crea vida ilusoria, crea mundos verbales porque no acepta la vida y el mundo tal como son (o como cree que son). La raíz de su vocación es un sentimiento de insatisfacción contra la vida; cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad."

El hilo conductor

Si miramos de cerca el "hilo conductor" en el Fausto, la apuesta entre Dios y Mefistófeles, nos damos cuenta que no es realmente un concepto suficientemente fuerte porque hay cantidad de ambigüedades y contradicciones. La primera contradicción es que no Mefistófeles salva el Fausto porque el Fausto no sabía como salir de su situación y de su vida estéril y sin Mefistófeles se hubiera suicidado. Pero más grave todavía, la idea principal sufre una modificación importante. No hace falta ningún Mefistófeles para empujar al Fausto, Mefistófeles no es la causa de su inquietud. Lo que hace Mefistófeles es empujar al Fausto a hacer cosas que no son aceptables moralmente. A lo largo de la tragedia el problema principal del Fausto, su decepción, se convierte en un problema de tipo moral. Se entremezclan dos cosas muy distintas. El "hilo conductor" no es realmente una idea unificadora y la obra no saca su fuerza de este hilo sino de sus partes aisladas que, muy a menudo, no tienen nada que ver con aquel. Por lo tanto, discutiremos sobre el Fausto de una manera menos sistemática, presentando versos aislados. A lo mejor el mismo Goethe no veía el Fausto como una obra homogénea, porque en esta obra podemos encontrar versos como:

DIREKTOR:   DIRECTOR
Wird vieles vor den Augen abgesponnen,
So daß die Menge staunend gaffen kann,
Da habt Ihr in der Breite gleich gewonnen,
Ihr seid ein vielgeliebter Mann.
Die Masse könnt Ihr nur durch Masse zwingen,
Ein jeder sucht sich endlich selbst was aus.
Wer vieles bringt, wird manchem etwas bringen;
Und jeder geht zufrieden aus dem Haus.
Gebt Ihr ein Stück, so gebt es gleich in Stücken!
Solch ein Ragout, es muß Euch glücken;
Se viene a ver; lo que gusta es mirar.
Si ante los ojos ofreces una trama con muchos sucesos,
de manera que la gente se quede boquiabierta,
te habrás ganado a la masa y serás un hombre bien amado.
La masa sólo puede ser movida por la masa
y así cada cual se procurará lo suyo.
El que mucho reparte, da un poco a cada uno,
y así todos salen contentos de la sala.
Si les das una pieza, dásela en piezas,
con ese ragú te sonreirá la fortuna;

Quizás en el caso del Fausto esto es muy cierto. Se presenta un ragú, cada uno toma lo que le gusta y al fin todos están contentos. Esto es lo que vamos a hacer ahora, tomar algunas partes del ragú.

El Fausto es un texto muy denso y se puede leerlo varias veces y siempre encontrar algo nuevo. Un texto así no se lo puede presentar como obra de teatro porque nadie es capaz de captar tanta información escuchándolo una sola vez. La selección de los versos es completamente arbitraria, no sigue ningún sistema y tampoco se puede decir que son los más importantes. Fueron elegidos porque encantan al autor de este capítulo.

Toda la gente que estudia filología conoce el problema que algunos interpretan una obra literaria de tal modo y otros, de una manera distinta, conduciendo a discusiones eternas. Este tipo de problema el autor nunca lo ha comprendido realmente. Si una interpretación de una obra enriquece la vida, nos revela algo, nos permite ver la belleza de algo, nos divierte, sea lo que sea, entonces es correcto. Si el autor quería decir esto o no, no tiene ninguna importancia. Son falsas aquellas interpretaciones que escribimos pero que olvidamos dos semanas después porque eran construcciones estériles, aburridas e insignificantes, de tipo académico.







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