Seite 41: Der Zwerg Nase (El enano Narizotas)




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So lebte Nase beinahe zwei Jahre in äußerlichem Wohlleben und Ehre, und nur der Gedanke an seine Eltern betrübte ihn; so lebte er, ohne etwas Merkwürdiges zu erfahren, bis sich folgender Vorfall ereignete. Der Zwerg Nase war besonders geschickt und glücklich in seinen Einkäufen. Daher ging er, so oft es ihm die Zeit erlaubte, immer selbst auf den Markt, um Geflügel und Früchte einzukaufen. Eines Morgens ging er auch auf den Gänsemarkt und forschte nach schweren, fetten Gänsen, wie sie der Herr liebte. Er war musternd schon einigemal auf und ab gegangen. Seine Gestalt, weit entfernt, hier Lachen und Spott zu erregen, gebot Ehrfurcht; denn man erkannte ihn als den berühmten Mundkoch des Herzogs, und jede Gänsefrau fühlte sich glücklich, wenn er ihr die Nase zuwandte.
Da sah er ganz am Ende einer Reihe in einer Ecke eine Frau sitzen, die auch Gänse feil hielt, aber nicht wie die übrigen ihre Ware anpries; zu dieser trat er und maß und wog ihre Gänse.
Sie waren, wie er sie wünschte, und er kaufte drei samt dem Käfig, lud sie auf seine breiten Schultern und trat den Rückweg an. Da kam es ihm sonderbar vor, daß nur zwei von diesen Gänsen schnatterten und schrien, wie rechte Gänse zu tun pflegen, die dritte aber ganz still und in sich gekehrt dasaß und Seufzer ausstieß und ächzte wie ein Mensch.
"Die ist halbkrank", sprach er vor sich hin, "ich muß eilen, daß ich sie umbringe und zurichte."
Aber die Gans antwortete ganz deutlich und laut:

Así vivía Narizotas casi dos años una buena vida y respetado, y sólo el pensar en sus padres le afligía. Así vivía, sin experimentar nada especial, hasta que ocurrió el siguiente suceso.
El enano Narizotas hacía sus compras con especial habilidad y fortuna. Por esta razón, cada vez que el tiempo se lo permitía, iba al mercado él mismo para comprar aves de corral y fruta.
Una mañana fue también al mercado de las ocas, en busca de ocas muy cebadas, como gustaban al señor. Ya había pasado examinando algunas veces de arriba abajo con sus compras. Su figura, que aquí no producía risas y burlas, imponía sin embargo respeto, porque reconocían en él al famoso cocinero del palacio del duque, y cada una de las vendedoras se sentía contenta si volvía hacia ella la nariz.

Entonces vio que muy al final de una fila, en una esquina, estaba sentada una mujer, que también ponía ocas a la venta, pero no pregonaba como las otras su mercancía. Hacia ésta se dirigió, midiendo y pesando sus ocas. Eran como las buscaba, y compró tres con jaula, las cargó sobre sus anchos hombros y emprendió el camino de regreso. Al poco le pareció raro que sólo dos de las ocas graznaban y chillaban, como suelen hacer ocas auténticas; en cambio la tercera permanecía encogida, muy callada y ensimismada, gimiendo y dando suspiros como una persona.

-Ésta está medio enferma- se dijo mientras caminaba. -Tengo que darme prisa en matarla y prepararla.-
Pero la oca contestó con voz alta y clara


Vokabular
das Wohlleben = la buena vida
betrüben = afligir
der Vorfall = el suceso
Geflügel = aves de corral
die Gans = la oca
Ehrfurcht gebieten = imponer respeto
feilhalten = poner a la venta
der Käfig = la jaula
der Rückweg = el camino de regreso
schnattern = graznar
der Seufzer = el suspiro






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