"Will der Herr nach dem Holm übergesetzt werden?", fragten sie. "Nach dem Holm hinüber?", sagte der Justizrat, der ja nicht wusste, in welchem Zeitalter er herumwanderte. "Ich will nach Christianshafen hinaus in die kleine Torfgasse!" Die Männer sahen ihn an. "Sagt mir doch, wo die Brücke ist!", sagte er. "Es ist schändlich, dass hier keine Laternen angezündet sind, und dann ist es ein Schmutz hier, als ob man im Sumpf watete!" Je länger er mit den Bootsmännern sprach, um so unverständlicher wurden sie ihm. "Ich kann euer Bornholmisch nicht verstehen!", sagte er zuletzt wütend und wandte ihnen den Rücken. Die Brücke konnte er nicht finden; ein Geländer war auch nicht da! "Es ist ein Skandal, wie es hier aussieht!", sagte er. Niemals hatte er sein Zeitalter elender gefunden, als an diesem Abend. "Ich glaube, ich werde eine Droschke nehmen müssen!", dachte er, aber wo eine hernehmen? Zu sehen war jedenfalls keine. Ich werde zum Königsneumarkt zurückgehen müssen, dort halten wohl Wagen, sonst komme ich nie nach Christianshafen hinaus!" | -¿Desea el señor que le pasemos a la isla? -preguntaron. -¿Pasar a la isla? -respondió el Consejero, ignorante aún de la época en que se encontraba-. -Quiero ir a Christianshafen, a la pequeña calle de turba. Los hombres lo miraron sin decir nada. -Decidme sólo dónde está el puente -prosiguió-. Es vergonzoso que aquí no estén encendidos los faroles; y, además, hay tanta suciedad que no parece sino que camine uno por un cenagal. A medida que hablaba con los barqueros, se le hacían más y más incomprensibles. -No entiendo su jerga -dijo, finalmente, volviéndoles la espalda. No lograba dar con el puente, y ni siquiera había barandilla. «¡Esto es una vergüenza de dejadez!», dijo. Nunca le había parecido su época más miserable que aquella noche. «Creo que lo mejor será tomar un simón», pensó; pero, ¿dónde voy a tomar uno? No se veía ninguno. «Tendré que indietro al Nuevo Mercado Real; de seguro que allí los hay; de otro modo, nunca llegaré a Christianshafen». |