IV.5 Vor dem Tor (Ante la puerta de la ciudad) |
ANDERER BÜRGER: | OTRO BURGUÉS: | |
Nichts Bessers weiß ich mir an Sonn- und
Feiertagen Als ein Gespräch von Krieg und Kriegsgeschrei, Wenn hinten, weit, in der Türkei, Die Völker aufeinander schlagen. Man steht am Fenster, trinkt sein Gläschen aus Und sieht den Fluß hinab die bunten Schiffe gleiten; Dann kehrt man abends froh nach Haus, Und segnet Fried und Friedenszeiten. |
Los domingos y la fiestas no hay nada mejor
que charlar de guerras y batallas, mientras que allá, en la lejana Turquía, los pueblos luchan entre sí. Uno bebe su vaso sentado junto a la ventana, ve las barcas engalanadas que van río abajo y vuelve a casa bendiciendo las épocas de paz. |
FAUST: | FAUSTO: | ||
Sieh nur, sieh! wie behend
sich die Menge Durch die Gärten und Felder zerschlägt, Wie der Fluß, in Breit und Länge So manchen lustigen Nachen bewegt, Und bis zum Sinken überladen Entfernt sich dieser letzte Kahn. Selbst von des Berges fernen Pfaden Blinken uns farbige Kleider an. Ich höre schon des Dorfs Getümmel, Hier ist des Volkes wahrer Himmel, Zufrieden jauchzet groß und klein: Hier bin ich Mensch, hier darf ich's sein! |
¡Mira!, mira con qué afán la gente se dispersa por campos y jardines. Mira cómo el río mueve a lo largo y a lo ancho todos esos divertidos botes y esa última lancha va alejándose cargada, a punto de zozobrar. Incluso desde los caminos de los montes llegan hasta aquí destellos del color de sus trajes. Escucho ya el tumulto de la villa, este es el auténtico cielo del pueblo. Los mayores y los pequeños proclaman alegres: aquí soy hombre, aquí puedo serlo. |
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WAGNER: | WAGNER: | ||
Mit Euch, Herr Doktor, zu
spazieren Ist ehrenvoll und ist Gewinn; Doch würd ich nicht allein mich her verlieren, Weil ich ein Feind von allem Rohen bin. Das Fiedeln, Schreien, Kegelschieben Ist mir ein gar verhaßter Klang; Sie toben wie vom bösen Geist getrieben Und nennen's Freude. nennen's Gesang. |
Pasear con usted, Doctor, es un honor y es provechoso, pero no me gustaría perderme solo, pues soy enemigo de todo lo rudo. El rascado de los violines, el griterío y el caer de los bolos es un ruido odioso. Alborotan como si estuvieran poseídos por un espíritu maligno y a ese alboroto lo llaman alegría, lo llaman canto. |
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