Seite 39: Der Zwerg Nase (El enano Narizotas)




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Der Zwerg Nase fiel nieder vor dem mächtigen Herzog in Frankenland, küßte ihm die Füße und versprach, ihm treu zu dienen.
So war nun der Kleine fürs erste versorgt, und er machte seinem Amt Ehre. Denn man kann sagen, daß der Herzog ein ganz anderer Mann war, während der Zwerg Nase sich in seinem Hause aufhielt. Sonst hatte es ihm oft beliebt, die Schüsseln oder Platten, die man ihm auftrug, den Köchen an den Kopf zu werfen; ja, dem Oberküchenmeister selbst warf er im Zorn einmal einen gebackenen Kalbsfuß, der nicht weich genug geworden war, so heftig an die Stirne, daß er umfiel und drei Tage zu Bett liegen mußte.

Der Herzog machte zwar, was er im Zorn getan, durch einige Hände voll Dukaten wieder gut, aber dennoch war nie ein Koch ohne Zittern und Zagen mit den Speisen zu ihm gekommen. Seit der Zwerg im Hause war, schien alles wie durch Zauber umgewandelt. Der Herr aß jetzt statt dreimal des Tages fünfmal, um sich an der Kunst seines kleinsten Dieners recht zu laben, und dennoch verzog er nie eine Miene zum Unmut. Nein, er fand alles neu, trefflich, war leutselig und angenehm und wurde von Tag zu Tag fetter.

El enano Narizotas se postró ante el poderoso duque de Frankistán, le besó los pies y prometió servirle con fidelidad.
Así, el pequeño quedó aprovisionado por el momento e hizo honor a su cargo, pues se puede decir que el duque fue un hombre totalmente diferente mientras el enano Narizotas permaneció en su casa.
En otras ocaciones le había gustado de tirar con frecuencia a la cabeza de los cocineros las fuentes o las bandejas que le presentaban; incluso una vez, encolerizado, arrojó tan vehemente a la frente del propio maestro primero de cocina una pata de ternera hecha la horno, que no había quedado lo suficiente blanda, que éste cayó y hubo de guardar cama tres días.
Por cierto, el duque desagraviaba con unos puñados de ducados lo que hacía en su cólera, pero aun así nunca un cocinero había llegado a él con la comida sin que le temblaran las carnes. Desde que el enano estaba en la casa, todo parecía cambiado como por magia. El señor comía ahora cinco veces al día en lugar de tres, para disfrutar a gusto del arte de su servidor lo más pequeño, y con todo, nunca el enfado alteró su semblante. No, todo lo encontraba nuevo, perfecto, era afable y complaciente, y día a día iba poniéndose más gordo.

Vokabular
fürs erste = por el momento
so heftig = tan vehemente
wieder gutmachen = desagraviar
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