"Ja!",
sagten alle Beamten, aber sie konnten nichts
sehen, denn es war nichts da.
"Belieben Eure Kaiserliche Majestät
Ihre Kleider abzulegen", sagten die
Betrüger, "so wollen wir Ihnen
die neuen hier vor dem großen Spiegel
anziehen!"
Der Kaiser legte seine Kleider ab, und die Betrüger stellten sich, als ob
sie ihm ein jedes Stück der neuen Kleider anzogen, die fertig genäht
sein sollten, und der Kaiser wendete und drehte sich vor dem Spiegel.
"Ei, wie gut sie kleiden, wie herrlich
sie sitzen!", sagten alle. "Welches
Muster, welche Farben! Das ist ein kostbarer
Anzug!"
"Draußen stehen sie mit dem Thronhimmel,
der über Eurer Majestät getragen
werden soll!", meldete der Oberzeremonienmeister.
"Seht, ich bin ja fertig!", sagte
der Kaiser. "Sitzt es nicht gut?",
und dann wendete er sich nochmals zu dem
Spiegel; denn es sollte scheinen, als ob
er seine Kleider recht betrachte. |
-¡Sí!
-asintieron todos los cortesanos, a pesar
de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad
quitarse el traje que lleva- dijeron los
dos engañadores- para que podamos
vestirle el nuevo delante del gran espejo?-
El emperador se quitó sus prendas,
y los pícros simularon ponerle las
diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían
haber terminado poco antes y el emperador
se movía y contoneaba ante el espejo.
-¡Ay, qué bien le sienta, le
va estupendamente!- decían todos.
-¡Qué dibujo! ¡Qué
colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio bajo el cual irá Vuestra
Majestad, os espera ya en la calle, Majestad-
anunció el maestro de ceremonias.
-Muy bien, estoy listo- dijo el emperador.
-¿Verdad que me sienta bien?- y se
volvió una vez más hacia el
espejo, para que todos creyeran que veía
sus vestidos.
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