Seite 46: Die Galoschen des Glücks | Sechste Geschichte - Das Beste, was die Galoschen brachten |
deutscher Text | testo italiano |
Das
Beste, was die Galoschen brachten |
Lo mejor que trajeron los chanclos Al día siguiente, a primera hora, y cuando el escribiente estaba aún acostado, llamaron a su puerta. Era su vecino de la puerta de enfrente, un joven seminarista. - Préstame tus chanclos -dijo-, el jardín está muy mojado, pero hace un sol espléndido. Me apetece bajar a fumar una pipa. Se calzó los chanclos, y poco después se encontraba en el jardín, donde crecían un ciruelo y un peral. En el centro de Copenhague, un jardincito como aquél es tenido por un lujo envidiable. El seminarista se puso a pasear de un lado a otro; eran sólo las seis; en la calle resonó la corneta del postillón. - ¡Ay, viajar, viajar! -exclamó el hombre-. Es la máxima felicidad del mundo, el colmo de mis deseos. Si pudiera hacerlo, se calmaría esta inquietud que me atormenta. Pero habría de ir muy lejos; quisiera ver Suiza, recorrer Italia y... Por fortuna, los chanclos obraron en seguida, pues de otro modo habría ido a parar demasiado lejos, tanto para el como para nosotros. |
Vokabular | |
zeitig = temprano | |
der Nachbar = el vecino | |
leihen = prestar | |
der Pflaumenbaum = el ciruelo | |
der Birnenbaum, der Birnbaum = el peral | |
die Unruhe = la inquietud | |
stillen = calmar |
contatto informazione legale consenso al trattamento dei dati personali |