Er ging
und fand den Saal, darauf war die Zauberin
und fütterte die Vögel in den
siebentausend Körben.
Wie sie den Joringel sah, ward sie bös,
sehr bös, schalt, spie Gift und Galle
gegen ihn aus, aber sie konnte auf zwei
Schritte nicht an ihn kommen. Er kehrte
sich nicht an sie und ging, besah die Körbe
mit den Vögeln; da waren aber viele
hundert Nachtigallen, wie sollte er nun
seine Jorinde wiederfinden?
Indem er so zusah, merkte er, daß
die Alte heimlich ein Körbchen mit
einem Vogel wegnahm und damit nach der Türe
ging. Flugs sprang er hinzu, berührte
das Körbchen mit der Blume und auch
das alte Weib – nun konnte sie nichts
mehr zaubern, und Jorinde stand da, hatte
ihn um den Hals gefaßt, so schön,
wie sie ehemals war. Da machte er auch alle
die andern Vögel wieder zu Jungfrauen,
und da ging er mit seiner Jorinde nach Hause,
und sie lebten lange vergnügt zusammen.
|
Fue y encontró
la sala. Al entrar se encontró con
la bruja, que estaba dando de comer a los
pájaros encerrados en las siete mil
cestas.
Al ver la vieja a Yoringuel, se encolerizó
terriblemente, reprendió, le echó
sapos y culebras, pero no podía acercársele
a más de dos pasos. Él, sin
hacerle caso, se dirigió a las cestas
que contenían los pájaros; pero,
entre tantos centenares de ruiseñores,
¿cómo iba a reconocer a su Yorinda?
Mientras seguía buscando, observó
que la vieja se llevaba disimuladamente una
cesta, y con ella se encaminaba hacia la puerta.
En un santiamén se precipitó
sobre la bruja, con la flor tocó la
cesta y, al mismo tiempo, a la mujer, la cual
perdió todo su poder de brujería,
mientras reaparecía Yorinda, tan hermosa
como antes, y se arrojaba en sus brazos. Redimió
él entonces a todas las demás
doncellas transformadas en aves y, con Yorinda,
regresaron a su casa, donde ya vivieron muchos
años con toda felicidad. |