"Gut",
sprach der Küchenmeister weiter, "hast
du gehört, was der Herr speisen will?
Getraust du dich, diese schwierigen Speisen
zu bereiten? Die Klößchen bringst
du auf keinen Fall heraus, das ist ein Geheimnis."
"Nichts leichter als dies", erwiderte
zu allgemeinem Erstaunen der Zwerg; denn
er hatte diese Speisen als Eichhörnchen
oft gemacht; "nichts leichter! Man
gebe mir zu der Suppe die und die Kräuter,
dies und jenes Gewürz, Fett von einem
wilden Schwein, Wurzeln und Eier; zu den
Klößchen aber", sprach er
leiser, daß es nur der Küchenmeister
und der Frühstücksmacher hören
konnten, "zu den Klößchen
brauche ich viererlei Fleisch, etwas Wein,
Entenschmalz, Ingwer und ein gewisses Kraut,
das man Magentrost heißt."
"Hai bei St. Benedikt! Bei welchem
Zauberer hast du gelernt?" rief der
Koch mit Staunen. "Alles bis auf ein
Haar hat er gesagt, und das Kräutlein
Magentrost haben wir selbst nicht gewußt;
ja, das muß es noch angenehmer machen.
O du Wunder von einem Koch!"
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-Bien- siguió
diciendo el maestro primero de cocina, -¿has
oído lo que quiere comer el señor?
¿Te atreves a preparar estos difíciles
platos? Las albondiguillas no las sacas de
ninguna manera, son un secreto.-
-Nada más fácil- respodió
el enano para asombro de todos, pues cuando
era ardilla había hecho a menudo estos
platos, -nada más fácil. Para
la sopa ha de dárseme estas y aquellas
hierbas, estas y aquellas especias, grasa
de jabalí, raíces y huevos;
pero para las albondiguillas-, dijo en voz
baja para que sólo pudiesen oírlo
el maestro de cocina y el preparador del desayuno,
-para las albondiguillas necesito carne de
cuatro especies, algo de vino, manteca de
pato, jengibre y una cierta hierba que llaman
aliviaestómago.-
-¡Ay, por San Benito! ¿Con qué
mago has aprendido?- exclamó asombrado
el cocinero. -Lo ha dicho todo punto por punto,
y lo de la hierba aliviaestómago ni
nosotros mismos lo sabíamos; pues sí,
así saldrán más agradables
todavía. ¡Oh, qué prodigio
de cocinero! |