Sie wohnten
zwar in einem Keller, zwei Ellen tief unter
der Erde, man musste über einen
gepflasterten Flur, um zur Stube zu gelangen,
aber warm war es darin, denn sie hatten
Tuchleisten um die Tür genagelt. Rein
und niedlich sah es hier aus, Vorhänge
um die Bettstellen und über den kleinen
Fenstern, wo da oben auf dem Fensterbrette
zwei sonderbare Blumentöpfe standen.
Der Matrose Christian hatte sie von Ost-
und Westindien mit nach Hause gebracht;
es waren zwei Elefanten von Ton, denen
der Rücken fehlte, aber an dessen
Stelle wuchsen aus der Erde, die hineingelegt
war, in dem einen der schönste Schnittlauch,
das war der Küchengarten der alten
Leute, und in dem anderen ein großes,
blühendes Geranium, das war ihr Blumengarten. |
En verdad
vivían en el sótano, a dos varas
bajo tierra. Para llegar a su habitación
había que atravesar un corredor enlosado,
pero dentro la temperatura era agradable,
pues habían puesto burlete en la puerta.
El cuarto tenía un aspecto limpio y
aseado, con cortinas en torno a las camas
y en las ventanitas, sobre las cuales se veían
dos singulares macetas, que el marinero Cristián
había traído de las Indias Orientales
y Occidentales.
Eran dos elefantes de barro, a los que faltaba
el dorso; en el lugar de éste, en uno
brotaba de la tierra puesta un magnífico
cebollino lo que era el huerto de los viejos,
y un gran geranio florido en el otro lo que
era su jardín. |